Uno de los síntomas más comunes y a menudo desconcertantes es la sudoración excesiva durante la menopausia, ese aumento de la temperatura corporal y la tendencia a sudar, sofocos y sudores nocturnos.
Vamos a ver por qué ocurren estos cambios y algunos consejos para manejarlos eficazmente.
Cambios hormonales y regulación de la temperatura
Durante la menopausia, los ovarios producen menos estrógeno y progesterona, lo que desencadena una serie de cambios en el cuerpo. El estrógeno, en particular, juega un papel crucial en la regulación de la temperatura corporal. La disminución de esta hormona puede afectar el centro de control de la temperatura en el cerebro, el hipotálamo. Y de ahí, esos cambios de temperatura corporal.
Pero vamos un poco más allá para comprender estos cambios.
– Sofocos: Los sofocos son episodios repentinos de calor intenso que suelen comenzar en la cara y el pecho, y pueden extenderse a todo el cuerpo. Estos episodios son causados por la dilatación de los vasos sanguíneos cerca de la piel para liberar el calor. (En este artículo anterior tienes más información sobre los sofocos: Sofocos en menopausia)
– Sudores nocturnos: Los sudores nocturnos son sofocos que ocurren durante la noche, causando sudoración excesiva y dificultando el sueño.
– Cambios en el sistema nervioso: Los cambios hormonales pueden afectar el sistema nervioso autónomo, que controla las respuestas involuntarias como la sudoración.
– Metabolismo acelerado: Durante la menopausia, el metabolismo puede acelerarse temporalmente, lo que puede contribuir a una sensación de calor y sudoración.
Factores que pueden agravar los sofocos y sudores nocturnos:
– Estrés: El estrés puede exacerbar los síntomas de la menopausia, incluyendo los sofocos y sudores nocturnos.
– Alimentación: Consumir comidas picantes, cafeína o alcohol puede desencadenar o empeorar los sofocos.
– Peso corporal: El sobrepeso puede aumentar la frecuencia e intensidad de los sofocos.
– Ambiente caliente: Las temperaturas elevadas y la ropa ajustada pueden agravar los síntomas. A la hora de dormir, una habitación cerrada, ropa de cama gruesa o pijama puede agravar los sudores nocturnos.
Consejos para manejar la temperatura corporal y el sudor en la menopausia:
– Vestir ropa ligera: Usar ropa de materiales naturales como el algodón que permitan la transpiración y evitar la ropa ajustada. Vístete a capas para en un momento de calor puedas ir quitando prendas. Ya te digo yo, por experiencia propia que pocos jerséis de cuello vuelto vas a utilizar en invierno.
– Técnicas de relajación: Practicar yoga, meditación o respiración profunda puede ayudar a reducir el estrés y, por ende, los sofocos.
– Alimentación saludable: Evitar alimentos y bebidas que puedan desencadenar sofocos, como comidas picantes, cafeína y alcohol, entre otros. Incluir alimentos ricos en fitoestrógenos, magnesio, calcio, fibra, vitamina B, omega-3, entre otros. Si puedes, toma derivados de soja (tofu, tempeh…). (Puedes adquirir la guía de alimentación femenina que te ayudará en la elección de los alimentos. GUIA)
– Ejercicio regular: Mantenerse activa puede ayudar a regular el peso y mejorar el bienestar general, reduciendo la frecuencia e intensidad de los sofocos. Está más que demostrado que el ejercicio te va a ayudar más allá de lo comúnmente conocido.
– Abanico: Sí, un abanico siempre en tu bolso o a mano te sacará de más de un apuro en esos momentos de sofocos inoportunos.
Tratamientos
– Terapia hormonal: La terapia hormonal (de reemplazo, para la menopausia…) puede ser muy efectiva para reducir los sofocos y sudores nocturnos (y mucho más claro está, pues es el tratamiento más efectivo a fecha de hoy para el climaterio). Como bien sabes, si eres seguidora de mi contenido, la tomo desde hace tiempo y mi menopausia cambió por completo, la recomiendo siempre que esté bajo prescripción médica y valorando posibles riesgos de forma personalizada. Y como siempre ante alguna duda, en la página oficial de la AEEM (Asociación española para el estudio de la menopausia) tienes información necesaria en este sentido.
– Medicamentos no hormonales: En caso de no poder tomar terapia hormonal y que los sofocos te afecten de manera considerable, algunos antidepresivos, medicamentos anticonvulsivos y medicamentos para la presión arterial pueden ayudar a reducir los sofocos. Siempre será bajo prescripción médica.
– Suplementos naturales: Algunas mujeres encuentran alivio en suplementos como la cimicífuga racemosa, el trébol rojo, la vitamina E, semilla de linaza, aunque su eficacia puede variar. Cada mujer y cada menopausia es distinta, por lo que en caso de recurrir a remedios naturales deberás ir probando hasta dar con el que mejor te funcione a ti, que no tiene que ser el que me funcione a mí y viceversa. (Puedes adquirir la guía de remedios naturales que te ayudará en la elección. GUIA)
– Acupuntura: Esta práctica de la medicina tradicional china puede ser beneficiosa para algunas mujeres en la reducción de los sofocos y sudores nocturnos.
Hay muchos otros tratamientos a considerar, todo será cuestión de las necesidades de cada mujer y posibilidades de cada persona, pues muchos tratamientos están solo en la sanidad privada o tienen un coste elevado. Ya no solo para los sofocos sino para los síntomas generalizados de esta etapa.
La subida de la temperatura corporal y la tendencia a sudar durante la menopausia son síntomas comunes y naturales, aunque incómodos, muy incómodos en muchas mujeres. Entender las causas subyacentes y aplicar estrategias efectivas para manejarlos puede mejorar significativamente la calidad de vida durante esta etapa de transición.
Si experimentas estos síntomas, no dudes en consultar a un especialista para encontrar el tratamiento más adecuado para ti. Cada mujer es única, y lo que funciona para una persona puede no ser efectivo para otra. La clave está en encontrar un enfoque personalizado que te permita vivir una vida cómoda y libre de molestias.
No tienes por qué ver reducida tu calidad de vida en menopausia.
Si tienes alguna pregunta o deseas compartir tu experiencia, no dudes en dejar un comentario.
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